miércoles, 12 de noviembre de 2014

miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL ARTE

                                                            El ARTE



El arte (del latín ars) es el concepto que engloba todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una visión sensible acerca del mundo, ya sea real o imaginario. Mediante recursos plásticos, lingüísticos o sonoros, el arte permite expresar ideas, emociones, percepciones y sensaciones.


La historia indica que, con la aparición del Homo Sapiens, el arte tuvo una función ritual y mágico-religiosa, que fue cambiando con el correr del tiempo. De todas formas, la definición de arte varía de acuerdo a la época y a la cultura.
Con el Renacimiento italiano, a fines del siglo XV, comienza a distinguirse entre la artesanía y las bellas artes. El artesano es aquel que se dedica a producir obras múltiples, mientras que el artista es creador de obras únicas.
Precisamente es en el Renacimiento Italiano donde encontramos una de las etapas más importantes de la Historia del Arte tanto por los magníficos artistas que en ella trabajaron como por las sorprendentes obras que los mismos acometieron y que hoy son alabadas en todo el mundo. 
Así, por ejemplo, tendríamos que destacar a figuras de la talla de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Donatello, Tiziano o Rafael. Y en cuanto a trabajos destacaríamos, por ejemplo, “La Gioconda”, “La Capilla Sixtina”, “Gattamelata”, “Venus de Urbino” y “Los desposorios de la Virgen” respectivamente. 
La clasificación utilizada en la Grecia antigua incluía seis disciplinas dentro del arte: la arquitectura, la danza, la escultura, la música, la pintura y la poesía (literatura). Más adelante, comenzó a incluirse al cine como el séptimo arte. También hay quienes nombran a la fotografía como el octavo arte (aunque suele alegarse que se trata de una extensión de la pintura) y a la historieta como el noveno (sus detractores indican que es, en realidad, un puente entre la pintura y el cine). La televisión, la moda, la publicidad y los videojuegos son otras disciplinas que, en ocasiones, son consideradas como artísticas. 
En este sentido, hay que destacar que la UNESCO se dedica a catalogar a aquellas obras y monumentos artísticos que tienen un valor incalculable y una belleza inigualable. En este caso podríamos hablar, por ejemplo, de la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, la Catedral de Sevilla o el Yacimiento Arqueológico de Atapuerca. 
Sin embargo, en todo el mundo existen monumentos que reciben esta misma catalogación. Entre los mismos se encuentran el Templo Tiwanaku en Bolivia, las Iglesias de Chiloé en Chile, el centro histórico de Lima o el Castillo de San Pedro de la Roca en Santiago de Cuba. 
Y todo ello sin olvidarnos tampoco de los Palacios Reales de Abomey en Benín, el Chichén Itza en México, la Estatua de la Libertad de Estados Unidos, las necrópolis de Egipto, la Iglesia de la Natividad en Palestina o el Castillo de Durham en Reino Unido. 
Con el paso del tiempo, las creaciones artísticas suelen sufrir importantes deterioros. Por eso, el conjunto de procesos dedicados a la preservación de estos bienes culturales para el futuro es conocido como conservación y restauración de obras de arte. 
Además de todo lo expuesto tenemos que subrayar que el término arte también se utiliza para hacer referencia a la maña o a la astucia que tiene una persona para realizar una tarea concreta.

martes, 4 de noviembre de 2014

ARTE COLOMBIANO


EN ESTE VÍDEO VERAS DE FORMA MAS DETALLADA LA HISTORIA DEL ARTE COLOMBIANO ESPERO Y TE GUSTE :)





HISTORIA DEL ARTE COLOMBIANO

¿Qué es Historia del Arte?



La Historia del Arte es una disciplina humanística que se ocupa de clasificar, estudiar e interpretar las obras de arte en su contexto histórico –desde las pinturas rupestres de la prehistoria hasta las expresiones más contemporáneas de nuevos medios. Con la ampliación del campo de la historia del arte en los últimos cuarenta años, la disciplina aborda el mundo visual y material en todas sus dimensiones simbólicas, políticas y sociales, y se preocupa por cuestiones relacionadas con el patrimonio cultural.



Antecedentes y necesidad de una historia del arte en Colombia


Aunque se practica desde la antigüedad, la historia del arte nace como disciplina académica a finales del siglo dieciocho con la creación de los primeros museos y la necesidad de clasificar las obras de manera sistemática. A lo largo del siglo diecinueve, se desarrolla principalmente en Alemania, Austria y Suiza. A partir del siglo veinte, los mayores avances de la disciplina se han centrado en Inglaterra y, en los últimos sesenta años, con mayor vigor, en Estados Unidos. Desde mediados del siglo veinte, la historia del arte se ha venido desarrollando en América Latina y Colombia, donde ha mantenido vínculos estrechos con la crítica de arte. A pesar de los cruces productivos que esto puede suponer, no ha habido una formación suficiente en el campo, lo cual se ha visto reflejado en las políticas patrimoniales y culturales de cada nación. Aunque existen algunos posgrados en Colombia, la formación básica a nivel de pregrado se ha hecho cada vez más necesaria.


Para pensar la importancia de un pregrado en historia del arte en Colombia, se pueden identificar tres grandes aspectos en relación a las necesidades del país: profesionalización en el campo; consolidación de políticas patrimoniales; y la relación entre cultura visual e identidad nacional. En años recientes se ha visto una multiplicación de espacios para el arte en Colombia –que incluyen galerías y exposiciones— así como de investigaciones, curadurías y publicaciones sobre arte, lo cual ha hecho cada vez más necesaria la formación en el campo de la historia del arte, especialmente en comparación con otros paises de América Latina donde los estudios profesionales en historia del arte tienen una trayectoria de más de medio siglo.


El patrimonio cultural está íntimamente relacionado con el campo que estudia la historia del arte: el desarrollo de investigaciones sólidas en historia del arte permite conocer con más profundidad las expresiones estéticas, arquitectónicas y visuales del país, lo cual a su vez permitiría el planteamiento de políticas patrimoniales más claras. Los museos, por ejemplo, requieren de investigadores formados en el campo. Además, se ha hecho cada vez más evidente la necesidad de desarrollar investigaciones y consolidar las políticas patrimoniales en áreas que no han sido lo suficientemente atendidas, como pueden ser el arte colonial o el arte colombiano del siglo diecinueve.


Una buena parte de la identidad cultural de toda nación reposa en los objetos que estudia la historia del arte. De allí que la historia del arte sea considerada una disciplina fundamental en todo curriculum humanista. La formación de una identidad nacional está relacionada con las expresiones culturales y visuales de una nación, y por ende, conocer la cultura visual de un país como Colombia resulta esencial para consolidar y problematizar su identidad.

domingo, 2 de noviembre de 2014

ARTE MODERNO

Arte Moderno en Colombia: De Comienzos de siglo a las Manifestaciones Más Reciente



Ya existe consenso sobre el comienzo del arte moderno en Colombia con los artistas-pintores y escultores de la generación naciona­lista. No es fácil decir en pocas palabras, qué es arte moderno; sin embargo, el arte del siglo XX tiene varias características que se remontan a comienzos de la centuria: el interés por estu­diar las manifestaciones artísticas primitivas, principalmente de Africa y Oceanía y todas aquellas expresiones auténticas del hombre, ajenas a cualquier estética convencional; la búsqueda del poder de comunicación de la música, es decir, la creación de pinturas y esculturas que transmitan directamente, como la músi­ca, emociones y sentimientos; la eliminación del cubo escénico y de los valores táctiles y el énfasis en la superficie del lienzo, en el que sólo se sugieren el espacio y el volumen por la inte­racción de las áreas de color; la afirmación de que las formas simples, irreductibles y válidas exclusivamente por sí solas son más honradas que las complejas, simbólicas o muy ornamentadas; el deseo de recoger la atmósfera y la imaginería del mundo de los sueños y la inclinación a prácticas automáticas; el empleo de procedimientos como el "collage", el ensamblaje y las construc­ciones escultóricas levantadas con piezas o partes hechas por el artista o buscadas o encontradas ya listas; la definición de la escultura por el concepto del espacio y el descubrimiento y la utilización de elementos realmente cinéticos y el uso de nuevos materiales como los plásticos, o de elementos naturales para hacer diversas propuestas tridimensionales, etc. ...


Los años treinta y cuarenta en que surgen y alcanzan su madurez la mayoría de los artistas de la generación nacionalista -también conocidos como los Bachués- corresponden no sólo a los del ascen­so del partido liberal al poder y por ende, a algunos cambios sociales significativos por la iniciación de las organizaciones sindicales y de las reivindicaciones de los campesinos, sino al comienzo del proceso de industrialización que iba a llevar al establecimiento de nuevos renglones de productos y, particular­mente, al dominio del sector industrial sobre los demás sectores de la economía. La administración López Pumarejo -1934-1938- coincidió con el momento más importante de estos artistas intere­sados en el nacionalismo y con grandes inquietudes sociales. En 1934 exponen en Bogotá Ignacio Gómez Jaramillo y Pedro Nel Gómez. Formalmente, en la pintura inicial del primero hay atisbos de las obras de Cézanne y Gauguin y en la del segundo dejan de recono­cerse elongamientos a lo Modigliani, síntesis a lo Morandi y francas deformaciones expresionistas. Otros artistas de esta generación fueron los pintores Luis Alberto Acuña, Débora Arango, Carlos Correa, Alirio Jaramillo, Gonzalo Ariza y Sergio Trujillo Magnenat y los escultores Ramón Barba, José Domingo Rodríguez y Rómulo Rozo, entre otros. Con mayores o menores méritos y con osadías antiacadémicas más o menos logradas, estos artistas fueron indiscutiblemente los primeros modernistas del país -con Andrés de Santamaría como antecedente más temprano- y los conti­nuadores de la avanzada modernista en América Latina. Como afirma Damián Bayón: "puede decirse que a partir de los años 20 aparece en los centros más evolucionados de Latinoamérica una toma de conciencia de todos los problemas principales no sólo estéticos sino sobre todo políticos, económicos, sociales, ideo­lógicos. En arte va a ser la época del muralismo mexicano; de la aparición en Buenos Aires de Figari, de la vuelta de Pettoruti a su tierra natal; de la creación del grupo chileno Montparnasse, del "indigenismo" de un peruano como Sabogal"44.


De los colombianos nacionalistas, merecen destacarse la enorme producción de frescos, óleos, acuarelas y esculturas de Pedro Nel Gómez, en la que abundan temas como las mitologías populares, las mineras o barequeras, las maternidades y la violencia; los óleos y las acuarelas de Débora Arango -plenamente reivindicada después de su retrospectiva de 1984- en los que aborda algunos temas sociales y políticos que nadie en el país había presentado con tanta crudeza: figuras y escenas prostibularias, maternidades grotescas, monjas caricaturescas y retratos muy distorsionados de políticos conocidos; las tallas en madera de Ramón Barba con personajes del pueblo y los bronces y las tallas en piedra de Rómulo Rozo en los que se exalta la raza indígena.


Si la aproximación definitiva al arte del siglo XX se logra con la generación nacionalista, nacida a fines del siglo XIX y en los primeros años de esta centuria, los artistas nacidos en torno a 1920, no sólo continúan ese derrotero de estar al tanto del arte moderno -ahora con menos años de distancia y por primera vez con un cierto interés vanguardista- sino que algunos alcanzan a tener figuración internacional. Lo más característico del arte colombiano de los años cincuenta se encuentra, por una parte, en la aparición de una pintura cargada de imaginación creadora, que transforma la representación de la realidad de manera considerable hasta producir alusiones espaciales de gran belleza, como en los mejores óleos de Alejan­dro Obregón, o unas "razas" peculiares, como en las finas acuare­las y excelentes óleos de negras de Guillermo Wiedemann, en los abundantes trabajos en varios procedimientos de mulatos y mesti­zos de Enrique Grau y en los dibujos, pinturas y esculturas de blancos contrahechos y monumentalizados de Fernando Botero. Mas, por otra parte, el arte colombiano de esa época se caracteriza por la presencia - tardía, como en casi toda América Latina-, aproximadamente desde 1949, del arte abstracto, tanto en pintura como en escultura y en sus dos vertientes más reconocibles, la geométrica y la expresionista.


Como escribiera Alvaro Medina: "Hacia 1945, cuando se perfiló como un hecho la generación de Edgar Negret y Alejandro Obregón, la plástica nacional perdió su particularidad de expresarse en tendencias homogéneas, es decir, de generaciones que tendían a coincidir en puntos conceptuales básicos, para tomarse una plás­tica pluralista. El país se había vuelto complejo y junto a la riqueza que acrecentaba la pobreza existía un capitalismo de tendencia monopolista al lado de formas de producción semifeuda­les en el campo. El enfrentamiento sería múltiple desde entonces: la burguesía nacionalista divergía de la burguesía proimperialis­ta, mientras los pequeños y medianos industriales tenían que habérselas con los monopolios. Los intereses de los diferentes grupos eran conflictivos y sus contradicciones se agudizaron, algo que ya se había manifestado durante los debates alrededor de la ley que modificaba la tenencia de la tierra que presentara López Pumarejo en el Congreso de 1937. Ante un país fragmentado por su diversidad de intereses, la plástica también presentó una diversidad de lenguajes, a veces opuestos"45. En efecto, la simple revisión de los artistas más significativos de los cin­cuenta impide cualquier clasificación homogénea. Algunos pinto­res llegan a la abstracción, pero otros siguen siendo figurati­vos. Entre los últimos, el nombre más prominente es el de Fernan­do Botero, quien ha practicado hasta hoy una pintura, dibujo y una escultura de personajes y objetos caracterizados por su rotundez, en los que pueden rastrearse influencias, no sólo del mejor arte de los grandes maestros, sino también de la pintura del período colonial y de las cerámicas y esculturas precolombi­nas. La importancia de la obra boteriana no se sentirá sino desde los años sesenta. Empero, sus grandes pinturas de la segunda parte de los cincuenta: un "Homenaje a Mantegna", Primer Premio en Pintura en el Salón Nacional de 1958 o un "Homenaje a Ramón Hoyos", del año siguiente, por ejemplo, señalan una nueva ruta al arte colombiano, tanto por su admiración por el arte del pasado, como por sus intereses nacionalistas -el gusto, la idiosincrasia, las costumbres, etc.-. Habrá todavía bastante interés por el arte abstracto, pero nunca con la fuerza que alcanzó a tener antes de la aparición de Botero. Y no es errado pensar que el regreso de algunos abstractos a la figuración estuvo estimulado por esa pintura excesiva e irrigada de realismo mágico del gran antioque­ño.

sábado, 1 de noviembre de 2014

LA CREATIVIDAD





      LA CREATIVIDAD 




La creatividad es el proceso de presentar un problema a la mente con claridad (ya sea imaginándolo, visualizándolo, suponiéndolo, meditando, contemplando, etc.) y luego originar o inventar una idea, concepto, noción o esquema según líneas nuevas o no convencionales. Supone estudio y reflexión más que acción.

Creatividad es la capacidad de ver nuevas posibilidades y hacer algo al respecto. Cuando una persona va más allá del análisis de un problema e intenta poner en práctica una solución se produce un cambio. Esto se llama creatividad: ver un problema, tener una idea, hacer algo sobre ella, tener resultados positivos. Los miembros de una organización tienen que fomentar un proceso que incluya oportunidades para el uso de la imaginación. experimentación y acción.
La sinéctica es una disciplina que desarrolla métodos o conjuntos de estrategias cuyo propósito es desarrollar la creatividad y la productividad.